Han pasado cuatro días desde la emisión del documental Ciutat Morta en el Canal 33 y la resaca mediática aún dura, hecho que determina, sin ninguna duda, el impacto que este ha tenido ya no sólo en la audiencia, sino en todos los medios de comunicación y esferas políticas del país.
Los cinco minutos censurados bajo orden judicial y la rabia que este hecho provocó entre los usuarios de las distintas redes sociales generaron lo que se denomina efecto Streisand: los cinco minutos corrieron por las redes como la pólvora y el documental consiguió una cuota de 20% de audiencia, una cifra record, que lo convirtió en líder de audiencia del canal.
El documental (dirigido por Xavier Artigas y Xapo Ortega y producido por Metromuster), que pone de manifiesto las torturas, malas praxis y irregularidades en las detenciones cometidas en lo que se conoce como el caso 4F, han abierto diferentes frentes de crítica, un par de los cuales no quisiéramos obviar. En primer lugar, la falta de difusión periodística del caso. La sorpresa que los hechos que se describen causaron en la audiencia evidencian el desconocimiento y la falta de acceso a la información de que gozamos y hacen que nos preguntemos hasta dónde son capaces de llegar las fuerzas institucionales de este país para censurar nuestra libertad de expresión y de información como ciudadanos, pero sobre todo como personas. Tened en cuenta que el documental había ganado el premio del público en el Festival de San Sebastián (2014) y en el Festival de Málaga (2014) antes de ser emitido por TV3, una televisión pública y pagada por todos.
Y en segundo lugar, la importancia del documental como género periodístico y de información. A pesar de que desarrollar un proyecto documental parece un objetivo cada vez más inalcanzable –hay que tener en cuenta, por ejemplo, que Ciutat Morta cuenta con financiación procedente del micromecenazgo–, documentales como Bowling for Columbine o Super Size me abrieron una vereda hacia una nueva audiencia, y cada vez son más los directores y productores que deciden apostar por la investigación y la denuncia de casos que, de no ser así, pasarían a formar parte de la desmemoria colectiva.
Muchas han sido las reacciones posteriores a la emisión del documental –y ojalá fuera siempre así–. Nos quedamos, por ser quizás la más transcendente, con la petición hecha por algunos partidos políticos para que se reabra el caso y se actúe contra los graves casos de corrupción que denuncia el documental. Felicitamos al equipo de Ciutat Morta y nos alegramos de empezar el año con un documental que parece que tendrá el poder de cambiar vidas.